Pensando en voz alta sobre las competencias de un/a coordinador/a

MARIA ELENA ALFARO
Vicepresidenta FCVS
Directora Fundació Ared

 

Reflexió en relació a tots els membres que formen part del Consell Directiu de la FCVS, tant per la tasca que hauran de desenvolupar o ja estan portant a terme en el seu càrrec actual.

 


 Introducción

Si bien el tema de la coordinación nos ofrece un abanico muy amplio de conceptos, pensaré en voz alta, sobre el perfil necesario, las competencias necesarias para ejercer con la mayor excelencia posible, un servicio que es crucial para nuestros actuales grupos y comunidades, sedientos de liderazgos claros que ofrezcan serenidad en las tormentas: coordinarnos. Conseguir poner en común lo mejor de cada uno de nosotros, y ayudar a madurar las propias fragilidades para convertirlas en fortalezas, complementarnos, compensarnos, caminar juntos  y lograr que “en la calle codo a codo seamos mucho más que dos”.

Pensar en un/a coordinador/a como una persona capaz de relaciones respetuosas, sanas, satisfactorias y que nos ayudan a madurar. Personas preparadas para caminar juntos en plena diversidad.

La relación consigo misma

La experiencia me ha enseñado que  quienes vivimos en familia y trabajamos en grupos, entidades, comunidades, todos nosotros, como seres sociales, tenemos el desafío y la oportunidad cotidiana, de trabajar nuestro interior justamente en el contacto directo con las personas con las que nos relacionamos.

Los grupos nos remiten una y otra vez a nuestro interior, nos espejan desde la gratuidad tanto los aspectos que nos agradan como aquellos que no nos agradan tanto, o simplemente son nuestros puntos ciegos: no los vemos, nos resistimos a dialogar con ellos cara a cara, y lógicamente nos falta la fuerza y la determinación para mirarlos de frente, reconocerlos como aspectos que nos constituyen y una vez integrados, estar dispuestos a trabajarlos para liberarnos a nosotros mismos.

Si estamos dispuestos a ofrecer a quienes nos rodean, el servicio de la coordinación, debemos estar dispuestos a trabajarnos interiormente. Liderazgo de nuestro propio interior como un ejercicio necesario y de mucha utilidad para el liderazgo del grupo. Es una aventura también interior.

Las relaciones con los demás

Coordinar, se acerca más a servir que a mandar

Muchas de las funciones del liderazgo, de la dirección, de la coordinación, conllevan el reto del servicio, de ser útiles a los demás en función del objetivo que se persigue, no  ser un peso para ninguno, de ofrecer raíces y alas,  de facilitar los medios, de ser catalizadores, ayudar a acelerar lo posible, conseguir juntos lo que por separado sería imposible lograr, potenciar, hacer que otros hagan, lograr que otros se impliquen, motivar, ilusionar, cuidar las relaciones, velar por la aportación de cada uno, de cada idea, sumar esfuerzos, “soplar dones”.

Estoy convencida porque lo he vivido a lo largo de las diversas etapas de la vida, que esta actitud de servicio se alimenta de la capacidad de amar a los demás, de esa capacidad de vivirlos como un regalo, como un don en nuestra existencia. De respetar a cada uno en su dignidad.”Se trata menos de un amor de los sentimientos, que de un asumir al otro tal como es”.

Quienes nos han amado bien, han posibilitado el desarrollo de nuestros mejores talentos, han confiado en nosotros, creyeron en nosotros, nos delegaron responsabilidades, nos ayudaron a madurar. Nos hicieron el gran servicio de sabernos capaces de conseguirlo. La gran herencia del “tú puedes” “tú vales” “tú lo lograrás” “tú eres mucho más grande que lo que haces”. Y por ello ya contaban con los ensayos, los errores, y las debilidades. Y junto con el mensaje fortalecedor del “tú vales” nos dejaron como herencia, el regalo de la humildad: la necesidad de ser complementados por la riqueza de los que nos rodean.

Si los otros son capaces de dar algo muy bueno al grupo..¿por qué la necesidad de controlar y mandar? Un/a coordinador/a cree en la grandeza de los demás

Coordinar es estar abiertos a las sorpresas que nos regalan los demás.

Coordinar, es estar alineado con los valores que representas

Presidir, liderar, marcar la dirección, se consigue con la fuerza de ser personas de referencia. Nuestra capacidad de influencia  para con los demás viene en su gran proporción de nuestra manera de ser, una pequeña parte de lo que hacemos, y una porción más pequeña desde lo que decimos y pronunciamos.

Esa identificación/encarnación de los valores de la entidad, la organización, el grupo, la comunidad a la que pertenece, es la que convence, contagia e ilusiona. La coherencia y la integridad personal, tan buscada en los perfiles profesionales, tan deseada en las organizaciones y empresas. “Personas que siembran paz con su presencia”. “Los hechos antes que las palabras”

No porque no atraviesen crisis y dificultades, no porque están exentos de todo aquello que nos pasa a los humanos, sino porque ponen su confianza y su descanso en algo que los trasciende a ellos y a toda la entidad: esa fuerza que nos impulsa a seguir subiendo, esos pasos de la subida que sólo se dan por la fuerza del grupo, de la entidad, de la comunidad.

“A los hombres de hoy les importa la irradiación de las personas”

Coordinar, respetar, soportar con paciencia, esperar

“La agresividad contra uno mismo, lleva a la dureza con los demás” que es el equivalente a afirmar, el buen trato a nosotros mismos lleva a la delicadeza con los demás. El inigualable valor de la empatía, la elegancia,  el buen gusto de la delicadeza, todo lo que la ternura tiene de táctil. Ternura que es la adecuada distancia que respeta y la necesaria cercanía que reconoce. No aprisiona ni ignora, no posee , no agarra, no oprime, al mismo tiempo que no se distancia tanto para agredir con la indiferencia.

Coordinar es saber generar espacios de libertad, es delegar y confiar, es supervisar con respeto, con responsabilidad. ”La buena educación es la mínima versión del respeto”

Un/a coordinador/a sabe esperar porque fundamenta su calma en la esperanza de cambio y transformación. Escucha, conoce, reconoce y acompaña. Gestiona el tiempo de los procesos conjugando “agilidad con no precipitación” “escucha a todos y se ocupa de cada uno”

Coordinar es ejercer el arte de la discreción y la confidencialidad

Discreción y confidencialidad que hacen madurar las relaciones hacia la confianza mutua. Discreción  y confidencialidad en su doble vertiente: guardar todo aquello que se ha recibido para ser guardado y no preguntar más allá de los límites y el respeto al otro.

“Una sana proporción entre cercanía y distancia” “el control de la palabra”” que aquello que decimos y hacemos sirva a la vida en lugar de destruirla” “sensatez y sentido común”